lunes, 1 de enero de 2007

disculpa abierta




Lo que me trae aquí ahora, pues, es precisamente, haber pasado todo este tiempo intentando alejarme física y moralmente de aquellos odiosos momentos de nuestras vidas.
Estoy lejos, distinta, mejor; soy feliz cada vez que sale el sol , aunque me cueste más cuando está gris. Estoy bien.
Pero tengo esta carga, y cuando te vi ayer, y escribías, tratando de dejar de aquel lado del umbral tu carga, pensé que si yo seguía arrastrando la mía después de tanto tiempo, espacio y sacudones, quizá me haría bien copiarte la técnica yo por una vez.

Así que aquí está mi bulto desnudo, sin explicaciones ni justificaciones.


Perdóname.


Sé que te hice mal, y estuvo en mis manos no hacerlo. La responsabilidad y la culpa son mías, no las niego ni las esquivo.


Tienes todo el derecho de sentirte como quieras al respecto. Pero discúlpame. Necesito que me quites esta culpa para seguir andando.


No necesito decirlo, no es una carta para mí. Es para que la contestes, pues eso es lo que necesito, tu perdón, para poder, de una vez, dejarlo ir y enderezarme.


Estoy arrepentida, y me pesa.


¿Crees que podrás dejarme ir?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Se hace lo que se puede amigui
nobleza obliga
a estar a su altura dicen
sea mucha o poca ;)
bechos, mujer, feliz vendimia! :D

Pollola dijo...

No pahaná negrita, si ya contestó.
De ahí te convido ;)
Here comes the sun...